C U A R E S M A Y P
A S C U A, A Y E R Y H
O Y.
ENCUENTRO, RECONCILIACIÓN Y
LIBERACIÓN
Guayaquil, 2019. Pedro Pierre.
Frase sugestiva: ‘Lleguemos a la Pascua liberados y
reconciliados, juntos y juntos con Jesús’.
PRESENTACIÓN
La Cuaresma es un tiempo de 6 semanas,
unos 40 días, entre el miércoles de Ceniza y el Domingo de Ramos. Nos recuerda
la salida
de la esclavitud de Egipto de los descendientes de Abraham y Sara y su travesía
de 40 años por el desierto del Sinaí.
La
Cuaresma es nuestra caminata hacia
la celebración de la Pascua de Jesús, es decir, es paso de su muerte a su
resurrección. Si así lo queremos será también la celebración de nuestra propia
Pascua, es decir el paso a una vida nueva dejando atrás lo que nos limita y
limita la fraternidad y la justicia.
Es un
momento propicio para el reencuentro y
la reconciliación con Dios y con los demás. He aquí unas buenas maneras de
vivir la Cuaresma.
-
Reunirnos
semanalmente para profundizar sobre los varios sentidos de la Pascua.
-
Poner
nuestros pasos en los pasos de Jesús.
-
Reconocer
que la Pascua sigue viva en el Pueblo de los Pobres.
-
Realizar una
celebración penitencial comunitaria que podemos hacer en nuestra misma pequeña
Comunidad.
A. EL SIGNIFICADO DE LA ‘PASCUA’ DE JESÚS Y
DE LA NUESTRA
Profundicemos
en el sentido de ‘la Pascua’: la primera Pascua con Moisés, la Pascua de Jesús,
la Pascua nuestra y la Pascua del Pueblo de los pobres.
1.
La primera “Pascua”.
-
La palabra
‘pascua’ que quiere decir paso, salida, éxodo.
-
Es el nombre
que se dio a todo el proceso de liberación que culminó con la salida de
los Hebreos de la esclavitud de Egipto gracias a Moisés.
-
Luego el
Pueblo de Moisés acostumbró celebrar de esta Pascua cada año. Era el recuerdo
a la vez del fin de la esclavitud en Egipto y del comienzo o fundación de un
Pueblo nuevo: el Pueblo judío.
-
Era su ‘fiesta
nacional’ que tenía lugar en la capital Jerusalén.
2.
Jesús celebró esta fiesta nacional a partir de los 12 años con su familia y su Pueblo.
-
Allí
descubrió que el Templo de Jerusalén era el centro de toda la vida de
su nación: la Palestina.
-
Allí estaba
no sólo el centro religioso del país, sino también su centro político,
legislativo y económico… que se desarrollaba bajo la dominación de un ejército
extranjero: el de los romanos.
3.
En su última Cena, Jesús dio a la celebración de la
Pascua un nuevo sentido y contenido.
-
Esta fiesta
se celebraba comiendo un cordero, para recordar la
caminata por el desierto del Sinaí.
-
Este cordero
era acompañado de pan y de vino que eran los alimentos más comunes en el país.
-
Jesús se
presentó como nuevo ‘cordero’ ejecutado por las autoridades judías y romanas que no
aceptaron el mensaje de Jesús y su solidaridad con los pobres
-
Jesús dio un
nuevo
sentido al pan y al vino. Hizo del pan el símbolo de su cuerpo
entregado en la cruz y del vino el símbolo de su sangre derramada injustamente.
4.
La resurrección de Jesús es el signo de aceptación de la ofrenda que hizo Jesús de su vida y de su muerte
en la cruz. Dios confirmó a Jesús como el Mesías prometido que había venido a
enseñarnos su verdadero rostro: compasivo y liberador, y su
voluntad: hacer de la tierra un reino de fraternidad, el Reino de Dios.
5.
En la celebración de la Semana Santo, nosotros recordamos todos estos pasos tanto los del Pueblo de Jesús con
Moisés, como los del mismo Jesús en
su última semana de vida en nuestra tierra.
-
Recordamos
la primera Pascua porque es el comienzo del Pueblo de Jesús del que
somos parte nosotros también.
-
Recordamos
la Pascua de Jesús porque él llevó a su máxima expresión en Jesús del amor
de Dios con nosotros y en particular con los pobres, y la máxima solidaridad de
Jesús con estos mismos pobres, víctimas inocentes de la ambición humana.
-
También celebramos la continuidad de la Pascua de
Jesús en nosotros y en nuestro Pueblo.
. Reconocemos que la pasión y la
muerte de Jesús siguen expresándose en el sufrimiento y la muerte de todos los
que sufren y mueren injusta e inocentemente.
Igualmente proclamamos
que la resurrección de Jesús continúa expresándose en la vida nueva, en los cambios
positivos, en las conversiones y liberaciones de las
personas y de los pueblo en la actualidad.
-
El Pueblo de
los Pobres es el nuevo ‘Servidor
sufriente’ que, como Jesús, en su vida, sus sufrimientos, su muerte y su
resurrección demuestra que el Reino de Dios continúa surgiendo entre nosotros
B.
EL SIGNIFICADO DE
LA CUARESMA
La Cuaresma
es un peregrinaje hacia la resurrección, en su dimensión tanto individual como
colectiva.
1.
Nos preparamos a celebrar personalmente y juntos los últimos días de la vida de
Jesús: su pasión, muerte y resurrección. Ellos resumen el sentido de su
vida, de su misión, de su personalidad. Hoy con Jesús podemos ser más fuertes
que la maldad y la muerte, si lo queremos así.
2.
Esta preparación es al mismo tiempo una actualización: nos animamos, juntos con Jesús, a
hacer realidad la Pascua de Jesús en nosotros y entre nosotros. Los 40 días que
separan el Miércoles de Ceniza del Domingo de Resurrección nos recuerdan los 40
años de travesía del desierto por el Pueblo de Moisés y los 40
días de retiro de Jesús en el desierto. De esta manera, tanto el Pueblo
de Moisés como Jesús se prepararon a vivir el futuro construyendo y abriendo
los caminos que les iban a dar éxito a los ojos de Dios.
B.
EL SIGNIFICADO DE
LA CENIZA
Comenzamos
este tiempo de la Cuaresma con el rito de la Ceniza. Al recibirla o
imponérnosla, proclamamos, por ejemplo: ‘Me
convierto a Jesucristo para construir su Reino’. Este compromiso nos ayuda
a entender el sentido del rito de la Ceniza, afín de no quedarnos en una
actitud, mágica, pasiva y negativa.
1.
Para nosotros, en un primer tiempo, la ceniza nos
aparece como símbolo de destrucción.
Pero no es sólo eso.
-
Cierto que es
el signo de la destrucción de lo que se quema y de la debilidad de nuestra
naturaleza humana: la muerte transforma nuestro cuerpo en polvo y ceniza…
-
Pero, tal
vez, no conocemos bien los varios beneficios de la ceniza: es un abono eficaz, se utiliza en la
fabricación del jabón natural, es una
barrera infranqueable para las
hormigas y otros pequeños bichos, sirve para la conservación de unos alimentos (al envolverlos en ceniza), etc.
2.
Antes de Jesús, en el Antiguo Testamento, los
Judíos daban a la ceniza una triple significación:
a)
Era signo de la fragilidad del ser humano. Abraham, el padre de nuestra fe,
rogó a Dios en nombre de las ciudades pervertidas de Sodoma y Gomorra,
diciendo: ‘Señor, yo que soy polvo y ceniza,...’ (Génesis 18,27). Iba
repitiendo lo que Dios había anunciado a Adán y Eva: ‘Eres polvo y al polvo
volverás’ (Génesis 3,19).
Notemos aquí que esta situación, ‘volver al polvo’, no era lo proyectado por Dios, sino la
consecuencia de la maldad humana. Por eso que, en Sodoma y Gomorra, no todos
murieron…
b)
La ceniza era también el signo del sufrimiento sobre
el ser humano. Decimos que
el dolor, los sufrimientos, las penas, las dificultades de la vida ‘nos hacen
ceniza’. Tal fue la situación de Job que quiso manifestar su condición
sentándose sobre cenizas: ‘Satán hirió a Job de una llaga incurable. Job,
entonces, fue a sentarse en medio de la ceniza’ (Job 2,7-8).
Notemos también aquí que, desde esta situación destructora,
Job fue capaz de proclamar su fe en la resurrección
de su propio cuerpo: ‘Yo me pondré de pie dentro de mi piel y en mi propia
carne veré a Dios’ (19,26).
c)
En fin, la ceniza era también el signo exterior de la
conversión y purificación. Jonás fue a anunciar a unos extranjeros de Nínive, la
destrucción de su ciudad si no se arrepintieran y cambiaran de manera de vivir.
Entonces, ellos ‘creyeron en la advertencia de Jonás y ordenaron un ayuno. El
rey se levantó de su trono y se sentó sobre la ceniza’ (Jonás 3,5-6). Sabemos
que Dios perdonó a los habitantes de
Nínive por haber hecho caso a las palabras de Jonás.
En esta parte la conclusión es
doble: La ceniza es a la vez signo de muerte y signo de resurrección.
3.
Jesús habló una sola vez de ceniza, cuando maldijo a 2 ciudades
rebeldes a su predicación: “¡Pobre de ti, ciudad de Corozaín! ¡Pobre de ti,
Betsaida! porque, si los milagros realizados en ustedes se hubieran realizado
en Tiro y Sidón, hace mucho tiempo que sus habitantes habrían hecho penitencia,
vestidos de saco y sentado en la ceniza. Por eso, Tiro y Sidón, en el día del
juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes” (Lucas 10,13).
Para Jesús, la ceniza era un signo de arrepentimiento y cambio de vida.
4.
San Pablo nos dio el verdadero
sentido de la ceniza: Jesús es la meta de todo y debemos seguir su ejemplo.
-
Escribió en
la Carta a los Hebreos: “Cristo ha llegado como el sumo sacerdote con miras a
los beneficios de estos nuevos tiempos... En efecto, la sangre de los toros y
chivos y la ceniza de terneros con que se rociaba a los que tienen
alguna culpa, los hacían santos y puros según criterios humanos. Pero Cristo
hizo mucho mejor cuando se ofreció a Dios como víctima sin mancha: su sangre
purifica nuestra conciencia de las obras muertas para que, en adelante, sirvamos
al Dios vivo” (9,13-14).
-
La verdadera
salvación no viene de la ceniza, sino de nuestra adhesión y de nuestro
seguimiento de Jesús y de nuestra identificación con su muerte y resurrección,
o sea, su Pascua.
Así
comprendemos ahora que el rito de la ceniza, como toda la Cuaresma, no es más
que un camino hacia una vida nueva,
un compromiso de seguir a Jesús, sobrepasando su significado negativo de
destrucción y muerte. Desde siempre y para siempre Dios nos llama a una vida
nueva, a una esperanza indestructible y a la resurrección desde ahora, como fue
el ejemplo de Jesús. No somos primero ceniza, sino semilla de resurrección si vivimos conforme a nuestra
naturaleza y al camino abierto por Jesús. Así sea para todos nosotros.
“Si el grano de trigo
no cae en tierra y no muere queda sólo;
Pero si muere, da
mucho fruto” (Juan 12,24).
No hay comentarios:
Publicar un comentario