domingo, 12 de noviembre de 2017

Identidad de las CEBs - Encuentro nacional de CEBs, Ecuador

I D E N T I D A D   D E   L A S   C E B s

Aportes de Norma Quito y Pedro Pierre, Guayaquil, sept. de 2017.
Encuentro nacional de CEBs urbanas y campesinas del Ecuador.


Lema :  COMO  CEBs  ESTAMOS  REINVENTANDO  LA VIDA,  TODA  LA  VIDA.


Mensaje: Reconocer que somos una nueva manera de vivir, creer, celebrar, ser Iglesia y construir una sociedad mejor.

Objetivo
Reforzar nuestra identidad común como CEBs desde nuestras diferentes expresiones: urbanas, campesinas, indígenas y negras.

Contenido: SOMOS ‘COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE’, es decir:
1.      Somos una nueva Comunidad,
2.      Somos una nueva Iglesia y
3.      Somos un nuevo Pueblo.
Anexo: Aportes de la parroquia Bautismo de Jesús de Guayaquil sobre la ‘Identidad de las CEBs”

REINVENTAR LA VIDA, toda la vida.
-          La vida es todo lo que vivimos… lo personal, lo familiar, lo profesional, lo social, lo económico, lo político, nuestra relación con la naturaleza y con Dios. Todo lo debemos renovar juntos con Cristo.
-          Somos luz, sal y fermento al servicio del Reino para que todas y todos tengamos “vida y vida en abundancia”.
-          Con este folleto no les vamos a dar soluciones sino darles a pensar, actuar, celebrar. Muchos tenemos un largo camino en la CEBs que nos ha transformado la vida, la fe, el compromiso. Confirmemos y ampliemos este camino con muchos hermanos y hermanas.


 1 :  COMO  CEBs  SOMOS  UNA  NUEVA  COMUNIDAD.

Mensaje: Jesús nos llama personalmente a seguirlo en Comunidad, cada vez más grande.

Palabras de nuestros obispos y del papa Francisco:
-          Documentos eclesiales: Puebla 641. “Las Comunidades eclesiales de base, como comunidad, integran familias, adultos y jóvenes, en íntima relación interpersonal en la fe. Como eclesial es comunidad de fe, esperanza y caridad; celebra la palabra de Dios en la vida, a través de la solidaridad y compromiso con el mandamiento nuevo del Señor y hace presente y actuante la misión eclesial y la comunión visible con los legítimos pastores, a través de coordinadores aprobados. Es de base, por estar constituida por pocos miembros, en forma permanente y a manera de célula de la gran comunidad. ‘Cuando merecen su título de eclesialidad, ellas pueden conducir, en fraternal solidaridad, su propia existencia espiritual y humana’.”
-          Palabras del papa Francisco: “Si queremos servir a nuestra América Latina, lo tenemos que hacer con pasión. Hoy hace falta pasión. Poner el corazón en todo lo que hagamos, pasión de joven enamorado y de anciano sabio, pasión que transforma las ideas en utopías viables, pasión en el trabajo de nuestras manos, pasión que nos convierte en continuos peregrinos en nuestras Iglesias ” (Colombia, al CELAM).

Palabra de Dios. Hechos 2,42-47 y 4,32-34: Las primeras comunidades.

Comentario 1: IMPORTANCIA DECISIVA DE LAS CEBs.

1. LAS CEBs SON LA GRAN ESPERANZA DE LA IGLESIA LATINOAMERICANA
-          “Nos salvamos en Comunidad”: eso es el gran descubrimiento que hemos hecho en las CEBs. Solos, estamos perdidos, nos confundimos, somos muertos en vida. Las CEBs ofrecen esta dimensión comunitaria a los cristianos.
-          Las CEBs de América Latina tenemos 50 años de caminar… desde que en Brasil monseñor Antonio Fragoso comenzó este proceso en los sectores pobres de su diócesis de Brasil.
-          Las CEBs fueron señaladas en el Concilio Vaticano 2° (Roma, 1962-65) en el Documento ‘Alegría y esperanza”.
-          Fueron confirmadas en todas las reuniones de los obispos latinoamericanos (Medellín, Colombia, 1968; Puebla, México, 1979; Santo Domingo, República dominicana, 1992 y Aparecida, Brasil, 2007).
-          En Aparecida, se les dedica un lugar relevante. Las CEBs perseveran, renacen, sorprenden (99e, 307, 178, 179, 180, 195, 307). “La Conferencia de Aparecida constituye un acontecimiento imprevisto. Nació una nueva conciencia. Los obispos recogieron las aspiraciones de la minoría más sensible a los señales del tiempo. El documento final constituye un motivo de renovada esperanza para los viejos y ofrece algunas orientaciones bien definidas a los jóvenes” (padre José Comblin, teólogo, Brasil).

2. LAS PRIMERAS COMUNIADES CRISTIANAS: Hechos 2,42-47 y 4,32-34.
Resaltemos los aspectos materiales y espirituales de las primeras comunidades cristianas según la descripción de los Hechos de los Apóstoles:
-          Aspectos materiales: los bienes en común, el compartir equitativo, reuniones en el templo y en las casas.
-          Aspectos espirituales: la enseñanza y el testimonio de los apóstoles, la convivencia fraterna, las oraciones, un santo temor, prodigios, señales milagrosos, la unión (un solo corazón y una sola alma), la fracción del pan en las casas, la alegría, la sencillez de corazón, la simpatía de los demás.
Las CEBs en Aparecida, 178: “Ellas recogen la experiencia de la primeras comunidades, como están descritas en los Hechos de los Apóstoles (Hechos 2,42-47)”.

3. UNOS 3 ESPACIOS PARA VIVIR LA DIMENSIÓN COMUNITARIA
-          La familia es la primera comunidad… a nuestro alcance. Cuidar las relaciones. Todos somos importantes. Todos recibimos y aportamos. Los padres se hacen amigos de sus hijos e hijas, sobre todo cuando son adolescente y jóvenes.
-          El barrio o el poblado es otro espacio para vivir cada vez más en comunidad. Las CEBs somos el alma del barrio o del poblado para formar una gran familia donde la amistad es la base primera.
-          La creación es nuestra comunidad natural. Somos una sola unidad con la naturaleza, el planeta y el cosmos. Tenemos la misma vida y el mismo destino: en ellos existimos, por ellos nos alimentamos, con ellos nos movemos y con su vida habitada por Dios nos identificaremos con la muerte.


 2 :  COMO  CEBs  SOMOS  UNA  NUEVA  IGLESIA.

Mensaje: Como CEB, somos un espacio completo de Iglesia, hermana de la parroquia y tan importante y necesario como ella.

Palabras de nuestros obispos y del papa Francisco:
-          Documentos eclesiales: “El esfuerzo pastoral de la Iglesia debe estar orientado a la transformación de esas comunidades en «familia de Dios», comenzando por hacerse presente en ellas como fermento mediante un núcleo, aunque sea pequeño, que constituya una comunidad de fe, de esperanza y de caridad. La comunidad cristiana de base es así el primero y fundamental núcleo eclesial, que debe, en su propio nivel, responsabilizarse de la riqueza y expansión de la fe, como también del culto que es su expresión. Ella es, pues, célula inicial de estructuración eclesial, y foco de la evangelización, y actualmente factor primordial de promoción humana y desarrollo” (Medellín 15,10).
-          Palabras del papa Francisco: “Son tres actitudes que tenemos que plasmar en nuestra vida de discípulos. Lo primero, ir a lo esencial… a lo profundo, a lo que cuenta y tiene valor para la vida… La segunda palabra, renovarse…La Iglesia siempre está en renovación… La tercera palabra, involucrarse. Aunque para algunos eso parezca ensuciarse o mancharse” (Colombia, Medellín).

Palabra de Dios. 1 Corintios 3,8-16: ‘Ese templo de Dios son ustedes’.

Comentario 2: COMO CEBs SOMOS LA IGLESIA DE LOS POBRES.

1. LAS CEBs SOMOS LA IGLESIA DE LOS POBRES
            La gran Iglesia es un espacio de 4 dimensiones donde se hace presente el anuncio de la Buena Noticia de Jesús y de su salvación. Hasta el Concilio Vaticano 2° se hablaba de 3 espacios donde se hacía presente la Iglesia de Jesús: la parroquia, la diócesis y la comunión católica universal. Con la reunión de Medellín (1968), aparece un 4 espacio en la base de la sociedad, más particularmente entre los pobres del campo y de la ciudad: el de las CEBs. Lo confirmó la reunión de Aparecida (2007).
-          Esto significa que las CEBs somos un espacio completo de Iglesia, igual que la parroquia y la diócesis. Las CEBs no necesariamente tenemos que depender de alguna parroquia.
-          Seguimos en comunión con la gran Iglesia cuando párrocos y obispos nos desconocen y nos persiguen.
-          Por eso decimos que la reunión de Medellín marca el comienzo de una Iglesia latinoamericana que hace presente, gracias las CEBs, la iglesia de los Pobres soñada por el papa Juan 23 (1961) y deseada por el papa Juan Pablo 2 (1981): “La iglesia está vivamente comprometida en esta causa -la solidaridad-, porque la considera su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo para poder ser verdaderamente la Iglesia de los pobres” (Carta ‘El trabajo humano’, 8).

2. DESTAQUEMOS 3 ASPECTOS DE NUESTRO SER ‘IGLESIA DE LOS POBRES’
            Para llegar a ser la Iglesia de los pobres, el papa Francisco no delineó el camino: “Quiero una Iglesia pobre para los pobres”. Al ser núcleos de Iglesia de los pobres, las CEBs desarrollamos unos 3 aspectos mayores relacionados con nuestra identidad eclesial.
-          Jesús y su Reino son la base de nuestra fe. Conozcamos al Jesús histórico para entender sus palabras, sus parábolas, sus opciones. Jesús fue el Mesías del Reino. “El Reino es lo único absoluto” (papa Pablo 6): “Busquen primero el Reino de Dios; lo demás vendrá por añadidura” (Mateo 6,33).
-          Las celebraciones son particularmente importantes. Aprendamos a celebrar humana y religiosamente. De allí la importancia de los símbolos. Los sacramentos son celebraciones de momentos importantes de la existencia donde Dios se hace presente de una manera particular.
-          Reorientar la oración, o sea, reencontrarnos con Dios en nosotros, en los acontecimientos, en la comunidad, para buscar la sintonía con su voluntad y comprender ‘los signos de los tiempos’ que nos envía de manera permanente.

Y recordemos siempre que la Iglesia está al servicio del Reino. Hay un solo sacerdocio: el de los bautizados. El servicio, “la orden” que han recibido los sacerdotes ‘ordenados’ es de construir Comunidades seguidoras de Jesús y misioneras del Reino.


 3 :  COMO  CEBs  SOMOS  UN  NUEVO  PUEBLO.

Mensaje: En las CEBs, comenzamos a ser el gran Pueblo de Dios sin frontera ni distinción de raza ni religión.

Palabras de nuestros obispos y del papa Francisco:
-          Documentos eclesiales: Porque creemos que la revisión del comportamiento religiosos y moral de los hombres debe reflejarse en ámbito del proceso político y económico de nuestros países, invitamos a todos, sin distinción de personas, a aceptar y asumir la causas de los pobres, como si estuvieran aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo (Mateo 25,40)” (Puebla, Mensaje 3).
-          Palabras del papa Francisco: “Invito a todos los participantes del 13º Encuentro Intereclesial de las Comunidades Eclesiales de Base a vivirlo como un encuentro de fe y de misión, de discípulos misioneros que caminan con Jesús, anunciando y testimoniando con los pobres la profecía de los  “nuevos cielos y de la nueva tierra”, al concederles mi Bendición Apostólica” (Brasil, 2014).

Palabra de Dios. 1 Pedro 2,5-10: ‘Antes ustedes no eran pueblo’.

Comentario 3: LAS CEBs SOMOS IGLESIA, LUGAR DE SALVACIÓN.

El Documento de Aparecida de la 5ª reunión de los obispos latinoamericanos en Brasil, hace 10 años, fue la gran confirmación de las CEBs:Medellín reconoció en ellas una célula inicial de estructuración eclesial y foco de fe y evangelización. Puebla constató que las pequeñas comunidades, sobre todo las comunidades eclesiales de base, permitieron al pueblo acceder a un conocimiento mayor de la Palabra de Dios, al compromiso social en nombre del Evangelio, al surgimiento de nuevos servicios laicales y a la educación de la fe de los adultos” (178).

1. LA MISIÓN DEL PUEBLO DE LOS POBRES
-          Unos 500 años antes de Cristo, el profeta Isaías (52,13 al 53,12) describía cómo iba a ser el ‘verdadero Siervo de Dios’, Siervo sufriente salvador de la humanidad. Este sueño de Isaías se cumplió en Jesús, se sigue cumpliendo y se está cumpliendo en el Pueblo de los Pobres de América Latina.
-          Es lo que escribió un novelista francés por los años… 1940: “Afirmo que el mundo será salvado por los pobres, o sea, los que la sociedad moderna excluye, ya que no tienen la posibilidad de integrarse a ella ni ella tiene la capacidad de integrarlos. Tarde o temprano, la ingeniosa tenacidad de ellos tendrá razón de ferocidad de ella. Repito que los pobres salvarán al mundo: lo harán tal vez sin darse cuenta, y a lo mejor no recibirán ningún reconocimiento por esta inconmensurable tarea” (Georges Bernanos).

2. PARA ESTA TAREA DESARROLLEMOS UNOS 3 ASPECTOS:
-          La mística: “Es el fuego que nos levanta desde dentro para la liberación”.
-          La ética: No podemos ser corruptos. Tenemos que ser transparentes e incorruptibles. Recodemos lo que dijo el papa: “El diablo entra por el bolsillo” y “El dinero es el estiércol del diablo”.
-          La política: ¿Será acertado lo de “la fe que se hizo política y la política que se hizo espiritualidad”?

Seamos misioneros individual y colectivamente, porque nuestra lucha termina con éxito: pensemos en el pastorcito David derribando al gigante y prepotente Goliat (1º Samuel 17) o la batalla exitosa de la Mujer contra el Dragón (Apocalipsis 12).


Misión de la CEBs con las 3 'P' del papa Francisco

LAS  TRES  ‘ P ’  DEL  PAPA  EN  BOLONIA :  
“ PALABRA,  PAN  Y  POBRES ”… PERO,  “ EN  COMUNIDAD ”.

Encuentro Nacional de CEBs, Nueva Loja. PR, octubre de 2017.


            Bien pueden ser para nuestras CEBs los compromisos a llevar adelante: “Palabra, pan y pobres… pero en comunidad”. Así fueron las palabras del papa: "Tres puntos de referencia: las tres P:
-          El primero es la Palabra, que es la brújula para caminar.
-          La segunda ’P’ es el Pan eucarístico, donde todo comienza. La Iglesia nace y vive en torno a la eucaristía.
-          La tercera ‘P’ son los Pobres. De la eucaristía a los pobres vamos a encontrar a Jesús.
La palabra, el pan y los pobres: Que no olvidemos jamás estos alimentos básicos, que sostienen nuestro camino".

A. ‘LA PALABRA ES LA BRÚJULA PARA CAMINAR’… pero ‘en comunidad’.
Varias ‘Palabras’ tenemos a nuestra disposición para orientarnos en el camino del Reino.

1.      Está la Palabra de Dios
-          Es la que primero nos hizo despertar. ¡Cuántas veces hemos hecho esta experiencia! “Antes éramos ciegos, sordos y mudos. Con la Palabra de Dios hemos aprendido a ver, escuchar y hablar”.
-          Esta Palabra de Dios hay que leerla individual y colectivamente: escucharla, meditarla, compartirla, ponerla en práctica.

2.      Está la Palabra del Magisterio
-          El magisterio es la palabra de nuestra jerarquía, ayer y hoy, aquí en América Latina y allá en Roma. Pensemos en el Concilio Vaticano 2° (Roma, 1962-65) y su mayor documento pastoral: “Alegría y Esperanzas”.
-          En sus reuniones latinoamericanas (Medellín, Colombia, 1968; Puebla, México, 1979; Santo Domingo, República Dominicana, 1992 y Aparecida, Brasil, 2007), nuestros obispos nos confirmaron el camino de las CEBs y de la Iglesia de los pobres.
-          Actualmente el papa Francisco, “venido (a Roma) de los confines de la tierra”, es decir, de nuestro continente, es nuestra voz y nuestra brújula.

3.      Está la Palabra de los Profetas de hoy
-          Tenemos los grandes profetas de América Latina. Nombremos a los obispos Helder Cámara de Brasil, Oscar Romero de El Salvador, Leonidas Proaño de Ecuador…
-          Tenemos también a los grandes teólogos de la liberación: Gustavo Gutiérrez de Perú, José Comblin y Leonardo Boff de Brasil… que nos acompañaron a lo largo de estos 50 años. En nuestros distintos países nuevos teólogos retoman la posta.
-          Por nuestros bautismo todos somos ‘profetas’ y nuestras CEBs son unas profecías vivientes, ‘cartas vivas’, como lo escribió san Pablo.
Conclusión: Juntos, en Comunidades, como Iglesia no nos podemos equivocar.

B. EL PAN COMPARTIDO ES NUESTRO ALIMENTO… pero ‘en comunidad’.
Muchos panes tenemos que compartir para alimentarnos y no desmayar en el camino del Reino. Los primeros cristianos llamaban la Eucaristía ‘fracción del pan’ y la realizaban en las casas.

1.      Está el pan de la mesa
-          ‘Danos hoy nuestro pan de cada día’: es la petición del Padrenuestro para que nos preocupemos que todas y todos tengamos pan, pan material para saciar el hambre. Por eso la petición del Padrenuestro es una petición comunitaria para un compromiso colectivo.
-          “Lo importante no es tanto saber de dónde viene el hombre, sino de dónde viene el hambre”… El compartir del pan y de los bienes fue el gran signo de las primeras comunidades cristianas.

2.      Está el pan de la amistad
-          En definitiva el pan compartido es el gran símbolo de la amistad. “No les llama servidores sino amigos porque les di a conocer todo lo que me enseño mi Padre”.
-          “Sin amigos no se puede vivir”. Tenemos amistades en la medida de nuestro compartir. “Con ese maldito dinero háganse amigos” ¿Es cierta para nosotros esta palabra de Jesús?
Conclusión: El pan compartido es el signo de los seguidores de Jesús, pero ‘en comunidades’, es decir, un compartir organizado.

3.      Está el pan Eucarístico

a)      El pan eucarístico es el cuerpo de Cristo
-          ‘Eucaristía’ quiere decir ‘acción de gracias’. En la Eucaristía damos gracias por haber sido Jesús el pan entregado en solidaridad extrema con los pobres.
-          “El Evangelio es el libro donde mucho se come”: las comidas son las ‘Buenas Noticias’ de Jesús, venido para unirnos, reunirnos, alimentarnos, fraternizar sin fronteras.
-          "Si compartimos el pan del cielo, ¿cómo no vamos a compartir el pan de la tierra?" La misa no se entiende sin el compartir material y amistoso en la vida cotidiana.

b)      ¿Y la adoración del Santísimo?
-          Es la devoción a la eucaristía para fortalecer nuestra comunión con Jesús y nuestro compartir fraterno. Los dos van siempre juntos. La vida se hace pan consagrado y el pan consagrado se hace solidaridad eficaz: no se los puede separar.
-          Es fácil hincarnos delante del cuerpo de Jesús expuesto en el altar… pero somos unos hipócritas si no sabemos hincarnos delante de los pobres y necesitados para hacernos sus servidores: ellos son el mismo ‘cuerpo’ de Jesús vivo entre nosotros. Es decir, somos servidores del pan compartido en el altar y en la calle, que quita el hambre de pan, de amistad y de Dios.

c)      El pan eucarístico es la celebración del Reino…
-          La misa o Eucaristía no es primero una devoción personal ni individual ni espiritual, sino la celebración colectiva y la consagración de la fraternidad alcanzada, o sea, del Reino.
-          La misa es la celebración del Reino que construimos personalmente y en comunidades. El Reino se construye en el día a día y se materializa en el pan eucarístico de la misa. La misa se nutre del Reino y el Reino se nutre de la misa.
Conclusión: El pan eucarístico nos convoca tanto en las iglesias como en los caminos de la vida para reconocer a Jesús vivo entre nosotros. Su presencia es a la vez individual en el altar y colectiva y la vida cotidiana.

C. LOS POBRES SON EL CUERPO DE JESÚS
“Vengan, ¡bendecidos por mi Padre!, porque tuve hambre y me dieron de comer, tenía sed y me dieron de beber, era desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y me vinieron a ver”. Según las palabras del mismo Jesús, los pobres son su cuerpo sufriente y liberador.

1.      Los pobres son el cuerpo sufriente de Jesús
-          Los pobres somos los que compartimos la Palabra, el Pan y la Solidaridad con los pobres.
-          “La globalización hace emerger, en nuestros pueblos, nuevos rostros de pobres. Con especial atención y en continuidad con las Conferencias Generales anteriores, fijamos nuestra mirada en los rostros de los nuevos excluidos” (Aparecida 402).La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela” (Puebla 31).
-          Decía san Pablo: “Completo en mi carne la pasión de Jesús”. Jesús continúa de sufrir y morir hoy en la pasión y la muerte de los pobres.
-          “Bajar a los pobres de la cruz”. La tarea, ayer en el cerro del Gólgota en Jerusalén, de José de Arimatea de bajar a Jesús de la cruz es hoy nuestra tarea: Tenemos que bajar a los pobres de la cruz, cuerpo actual de Jesús, para que, a imagen de Jesús ayer, estos pobres puedan resucitar.

2.      Los pobres son el cuerpo liberador de Jesús
-          El siervo sufriente del profeta Isaías (52,13-53,12) son por una parte, anteayer, el pueblo sufrido del exilio en Babilonia y, por otra, ayer, el mismo Jesús. Hoy los pobres son el cuerpo de Jesús, este mismo servido sufriente del profeta Isaías.
-          Pero notemos que para Isaías, este servidor sufriente es liberador ayer y hoy: “El Justo, mi servidor, hará una multitud de justos” (53,11). Jesús continúa hoy su tarea liberación y salvación a través de los pobres, a través de nosotros: somos el cuerpo liberador y resucitado de Jesús.

CONCLUSIÓN: El Reino es de los pobres… pero ‘en comunidad’.
-          Las CEBs somos este cuerpo sufriente, liberador y resucitado de Jesús: "La Iglesia es de todos y especialmente de los pobres". Las CEBs somos esta Iglesia de los Pobres.
-          De estos pobres es el Reino de Dios: “¡Felices los pobres (como escribió Lucas)! ¡Felices los que tienen el espíritu de los pobres (como escribió Mateo)! Porque de ustedes es el Reino de Dios”.
-          Acaba de decir el papa Francisco a la organización católica ‘Cáritas’: "Los pobres, los mendigos, son los protagonistas de la Historia, preparan la revolución de la bondad". Los pobres nos salvan si les ayudamos a dejar de ser pobres, hambrientos, sedientos, desnudos, enfermos y encarcelados.

-          Entremos en comunidades en esta triple dinámica de compartir la Palabra, el Pan y la Solidaridad con los Pobres. Eso es nuestra misión y nuestra salvación. Eso es el Reino, “lo único absoluto” (papa Pablo 6°, 1975).

lunes, 19 de junio de 2017

Las CEBs en la actualidad, por Norma Quito, Guayaquil

LAS  CEBs  SOMOS  ALTERNATIVAS  DE  IGLESIA  Y  DE  SOCIEDAD
Norma  QUITO,  abril de 2017.

Norma Soledad QUITO MONROY, maestra jubilada, es animadora de las CEBs de Guayaquil, Ecuador.

En Ecuador, las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) nacieron al principio de los años ’70. Respondían al despertar de los cristianos de los sectores pobres de la ciudad y de campo. Estos cristianos querían seguir a Jesús mediante el conocimiento de la Biblia y el compromiso solidario entre vecinos. Tenían las orientaciones de la segunda reunión latinoamericana de los obispos en Medellín (Colombia, 1968) que buscó aplicar a la realidad de América Latina el Concilio Vaticano II (Roma, 1962-65). Se quería concretar el llamado del papa Juan XXIII en vísperas del Concilio: “La Iglesia es y debe ser la Iglesia de los Pobres”.
                Cincuenta años después las CEBs han crecido en todos los países de América Latina y tienen desde 2005 una Articulación Continental en México. A partir de la realidad de las CEBs urbanas de Ecuador, vamos a ver qué han aportado las CEBs a la Iglesia y a la sociedad.

1. REALIDAD DE LAS CEBs EN ECUADOR
-          Las CEBs comenzaron siendo urbanas en el año 1979 cuando se reunieron por primera vez al nivel nacional en Riobamba (provincia de Chimborazo) con monseñor Leonidas Proaño (+ 1988), profeta latinoamericano de la Iglesia de los Pobres. Nacieron luego, con su respectiva coordinación nacional, las CEBs Indígenas (llamadas ‘Iglesias vivas’), campesinas y negras.
-          En 1984 participaron en la 2ª reunión latinoamericana de CEBs que tuvo lugar en Cuenca, provincia del Azuay (Ecuador). Estos 4 espacios de CEBs realizaron varias reuniones nacionales comunes a pesar del poco apoyo de los obispos y sacerdotes. Con el paso de los años, las CEBs negras conformaron la pastoral afro-ecuatoriana con su propia organización nacional.
-          Actualmente, las CEBs urbanas, campesinas e indígenas continúan vivas y reuniéndose anualmente. Sienten el apoyo del papa Francisco que se inspira mucho en sus vivencias y su espiritualidad.

2. RESCATAMOS AL JESÚS HISTÓRICO Y A SU PROYECTO DEL REINO
Esa la gran novedad de las CEBs. Las CEBs comenzaron en Brasil y los años ’50, es decir unos 10 años del Concilio Vaticano II. En el Concilio los aportes fueron en torno a los pobres, a la validez de las ‘pequeñas Comunidades Cristianas, a la importancia de la Iglesia de los Pobres. Pero estas realidades eran desconocidas por la mayoría de los obispos, en particular los de Europa. Y los obispos latinoamericanos no se conocían lo suficiente para fortalecer más estas líneas de Iglesia fruto de la novedad de las CEBs.
El ‘bautismo’ de las CEBs aconteció en Medellín cuando reconocieron que eran “el primero y fundamental núcleo eclesial, que debe, en su propio nivel, responsabilizarse de la riqueza y expansión de la fe, como también del culto que es su expresión. Ella es, pues, célula inicial de estructuración eclesial, y foco de la evangelización, y actualmente factor primordial de promoción humana y desarrollo” (10,15). Los demás documentos latinoamericanos de los obispos confirmaron siempre las CEBs, en particular el Documento de Aparecida (Brasil, 2007).
                Cambiaron la cristología al insistir sobre la humanidad de Jesús, la eclesiología ubicando la Iglesia al servicio del Reino, las parroquias poniendo a los seglares en su centro vital, la misión orientándola hacia la opción por los pobres y sus causas. Fueron, en palabra de Leonardo Boff, brasileño y uno de los mayores teólogos de la liberación, un “eclesio-génesis”, o sea, una recreación de la Iglesia.

3. APORTES DE LAS CEBs A LA IGLESIA
-          “Somos la Iglesia de los pobres”.
Alguna vez un obispo dijo a los miembros de las CEBs reunidos en Asamblea anual: “Gracias por ayudar a la Iglesia”. La respuesta de una animadora de CEBs fue la siguiente: “Monseñor, no estamos ayudando a la Iglesia. Somos un Iglesia diferente de la Iglesia oficial demasiado comprometida con los poderosos y los privilegios. Las CEBs somos la Iglesia de los pobres”.
-          “Profetas, sacerdotes y reyes-pastores”.
En las CEbs, hemos descubierto nuestra misión bautismal tanto en la Iglesia como en la sociedad: “Tú eres profeta, sacerdote y rey-pastor”. Nuestra misión es ser “hombres de la Iglesia en el corazón de la sociedad y hombres de la sociedad en el corazón de la Iglesia”. Los seglares somos los primeros en la Iglesia: la Iglesia no es el clero sino el pueblo de Dios y el clero está al servicio de este Pueblo que somos nosotros.
Gracias a las CEBs descubrimos la dimensión colectiva de nuestra misión bautismal. Como CEBs somos una ‘profecía’ viva, en acto, por nuestra manera de vivir más humana y cristianamente. Como CEBs somos el sacerdocio de Cristo: somos el culto que Dios quiere, o sea, un pueblo fraternal que nos ofrecemos a él. Como reyes pastores somos no sólo germen, sino presencia viva del Reino.
-          Una religiosidad transformadora.
Los pobres hemos inculturalizado el Evangelio en nuestra religiosidad y nuestras devociones populares. Pero esta religiosidad no se enraizaba en el Evangelio ni era transformadora de nuestra realidad: no teníamos a nuestro alcance la Palabra de Dios y estábamos encerrados en las paredes de nuestras iglesias. El Concilio nos abrió la Biblia y las puertas de nuestras iglesias. Esto transformó nuestra religiosidad: el Evangelio la revitalizó y nos proyectó al servicio de los demás para transformar la realidad que era un espacio de opresión e injusticias.
-          Una espiritualidad liberadora.
En las CEBs descubrimos la fuerza del Espíritu activo en nosotros. “La espiritualidad es ese fuego que nos levanta desde dentro para la liberación”. La espiritualidad nos hacía mirar no tanto en el cielo, sino en la tierra, para que allí “se haga su voluntad” y que “venga su Reino”.
Aprendimos a “beber en nuestro propio pozo” (Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación), es decir, vivir, rezar, amar, luchar a partir de nuestra realidad latinoamericana. ‘Somos un continente creyente y empobrecido’… que tiene que transformarse, en nombre del ‘Dios de todos los nombres’, en una gran familia de gentes dignas y solidarias.
-          Celebraciones creativas.
“Ver, juzgar y actuar” fue nuestro método de reunión, de vida y de oración. Añadimos “celebrar” porque nuestras oraciones, nuestros ritos, nuestras expresiones festivas tenían que ser una liturgia propia. Aprendimos a usar los símbolos más sencillos que la vida y la naturaleza nos regalaban. Por estas razones nuestras celebraciones son siempre novedosas, creativas, alegres, llenas de signos y de símbolos. Celebramos el Reino que crece por nuestros pequeños y grandes logros; celebramos la resurrección de Jesús que se manifiesta en nuestras transformaciones personales, nuestra fraternidad son frontera, nuestra solidaridad entre vecinos; celebramos la fuerza renovadora del Espíritu que nos empuja como pueblos hermanos a ser los artesanos de un Iglesia más evangélica y de una sociedad nueva.

3. APORTES DE LAS CEBs A LA SOCIEDAD
En las CEBs descubrimos nuestra capacidad no sólo de transformar la sociedad, sino de ser una nueva manera de vivir en sociedad, de ser gérmenes creciendo como nueva sociedad. Aprendimos el compartir equitativo entre nosotros y nosotras, como signo de nuestra fraternidad sencilla… a la manera de las primeras comunidades que “compartían todo cuanto tenían”; así manifestamos que una economía solidaria es posible. En nuestras CEBs nos responsabilizamos para los distintos servicios: animación, participación, decisión… vivida con el consentimiento de todas y todos; así vimos que la política era el servicio mutuo para que todos trabajemos para el bien de todos. También caímos en cuenta que los pobres tenemos pensamientos válidos, pequeños proyectos eficaces para la salud, la alimentación, la educación, la organización, la liberación…
Al solidarizarnos con otros grupos y organizaciones de barrio, de jóvenes, de mujeres, de cultura indígena y negra reconocimos que éramos capaces de transformar nuestro entorno y transformarnos entre vecinos. Aprendimos que es posible vivir de otra manera, personalmente, en la familia, entre vecinos, en las empresas.
Como CEBs vimos que nuestra fe tenía una dimensión social y un compromiso político. Participamos de las marchas de los primeros de mayo y otras fechas cívicas. Nos solidarizamos con los obreros tratados como esclavos, con los sindicatos reclamando por sus derechos, las mujeres discriminadas y violentados, los jóvenes reclamando por una educación que les capacite para un empleo real… Participamos de las campañas electorales, interviniendo para que sean atendidos nuestros derechos de pobres, participando en movimientos y particos políticos, siendo candidatos en listas de izquierda, formando partidos políticos. Modestamente podemos decir que las CEBs, al nivel local y nacional, somos un referente de honestidad, valentía, compromiso y solidaridad por un proyecto de sociedad donde quepamos todas y todos, una sociedad basada no en el dinero sino los derechos humanos y de la naturaleza.

4. DESAFÍOS ACTUALES
                Tenemos un caminar de casi 40 años como CEBs. Hemos encontrado muchas persecuciones de parte tanto de los gobiernos neoliberales como de la jerarquía católica. Ahora somos reconocidos, a pesar de no recibir todavía mucho apoyo. Pero allí estamos, decididos a continuar el camino abierto en la Iglesia y la sociedad.
                Decimos que el papa Francisco es uno de los nuestros. Lo admiramos, lo seguimos y nos hacemos eco de sus palabras y actitudes. Somos “los amigos de Francisco”, orgullosos de ser Iglesia de los pobres y ‘sociedades’ fraternas. Nos comprometemos a seguir en coherencia con el Evangelio del Reino, rebeldes contra la maldad en particular la del sistema neoliberal, entusiastas para aportar nuestro grano de arena a una sociedad más socialista mirando hacia Cuba y la organización autónoma de los Indígenas Zapatistas de México.
                Nos sentimos en comunión con todos quienes luchan individual y colectivamente por el Bien Vivir y la cosmovisión indígena. En comunión también con los Negros cuya cultura y sabiduría marcan colectivamente notas de nobleza y dignidad en nuestro país.
                Estamos decididos a hacer de nuestro continente, desde nuestros pequeños y múltiples espacios, “el continente de la esperanza”, porque ya vivimos un futuro distinto como Iglesia y como sociedad. Dios nos guarde fieles, solidarios y alegres.


domingo, 26 de marzo de 2017

'Todos somos sacerdotes' Experiencias desde las CEBs

 Presentación :  UN  NUEVO  CULTO  CENTRADO  EN  EL  REINO, Pedro Pierre.


                En nuestra Iglesia católica la mayor crisis es la del sacerdocio. Hace 50 años el Concilio Vaticano 2º destacó la importancia de volver a conocer al Jesús histórico y su opción por los pobres. Además esbozó una nueva manera de entender y vivir el sacerdocio: reconoció la prioridad al sacerdocio común de los bautizados sobre el sacerdocio ministerial ordenado, y puso éste al servicio del primero. Pero no avanzó más. Entonces muchos sacerdotes se retiraron; otros fueron expulsados por pedofilia; los seminarios se fueron vaciando y las vocaciones sacerdotales declinaron sin que se vea un repunte. Por todas partes las comunidades cristianas se quedan sin sacerdotes y sin eucaristía…
                Al mismo tiempo los teólogos de todos los continentes se pusieron a reflexionar: ¿qué sacerdotes queremos para qué Iglesia? En América Latina, la Conferencia Episcopal Latinoamericana que se reunió en Aparecida, Brasil, 2017, insistió en que la Iglesia necesitaba de un “fuerte remesón”, debía emprender la reforma de las parroquias y fomentar por todas parte una gran misión continental, confirmaba la validez de las Comunidades Eclesiales de Base e invitaba a los obispos a promoverlas en sus diócesis. No se puede decir que estas orientaciones encontraron un gran eco, lastimosamente… En cuanto a los teólogos, ¿qué nos dicen?

A. LA GRAN TAREA DE JESÚS FUE HACER ACONTECER EL REINO
                Ya no se discute que la misión de Jesús fue el Reino y que el mayor empeño de la Iglesia, siguiendo a su Maestro, es también el Reino. Pero las estructuras todavía no han cambiado mucho: las parroquias siguen iguales que anteayer y los seminarios donde se forman los sacerdotes también.

1.       El Antiguo Testamento se centró en el culto y el cumplimiento de la ley
·         Al principio, en tiempos de los Patriarcas y las Matriarcas, quienes ejercían la función sacerdotal era los jefes de familias. Lo vemos con Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, Jacob y Raquel… Esa tradición no se perderá.
·         Luego al organizar Moisés el pueblo que había rescatado de Egipto, el ejercicio del sacerdocio fue confiado a la tribu de Leví, de la que Moisés y Aarón eran parte. Ellos se encargaron de cuidar las tablas de la Ley del Sinaí, celebrar las maravillas de Dios, quemar sacrificios de animales y ayudar a seguir los pasos de la Alianza con Dios.
·         El exilio en Babilonia durante más de 50 años trajo una nueva esclavitud sin la posibilidad de continuar como pueblo, sin templo, sin sacerdotes… Al regresar en Palestina, fueron los sacerdotes que reorganizaron el país y reconstruyeron la capital Jerusalén y el templo. A pesar de las muchas resistencias, se creó una clase sacerdotal y un culto centrado en la pureza de sangre y el cumplimiento estricto de la ley de Moisés. La mayoría de la gente del campo, muy pobres, no podían cumplir con todos estos requisitos y fueron marginados y despreciados por la clase sacerdotal dirigente.

2.       Con Jesús el proyecto de Dios se centra en la fraternidad universal
·         Jesús era un campesino pobre de una región marginal. Se sintió llamado a ser profeta itinerante a cargo de la construcción del Reino de Dios. Y de hecho comenzó a establecerlo entre los pobres de su región y de su país: ellos iban a ser los mejores obreros del Reino, con el apoyo de sus apóstoles y discípulos, varones y mujeres indistintamente.
·         Jesús no vino para reformar la religión judía ni su culto, sino darles un giro totalmente nuevo. Para él, el amor era el centro de todo, a vivir y promover en Comunidades. “Busquen primero el Reino de Dios; lo demás vendrá por añadidura” (Mateo 6,33). El culto que quiere Dios es ser un pueblo fraternal que contagie todos los demás pueblo: “Ofrézcanse como un culto agradable a Dios” dice Pablo a los Romanos (12,1): toda la vida tiene que ser ese pasión por la fraternidad.
·         De alguna manera desaparecieron el sacerdocio y el culto de los sacrificios. En el Nuevo Testamento ni Jesús ni los apóstoles son llamados sacerdotes. Si la carta a los Hebreos reconoce a Jesús el título de “sumo sacerdote” fue porque su vida y su muerte fueron una ofrenda agradable a Dios: el Reino se había inaugurado en Jesús. Los apóstoles y demás seguidores de Jesús iban a ser los nuevos encargados de continuar su obra.
·         En las primeras comunidades, la fracción del pan era, por una parte, el recuerdo de la última Cena, símbolo del compartir que crea la fraternidad y la comunión con Dios, y, por otra, el compromiso de continuar la tarea de Jesús hasta las últimas consecuencias. Quienes eran los encargados de presidir dicha celebración, eran, como en tiempos pasados, los jefes de familias, varones y mujeres indistintamente.
·         Con las últimas cartas atribuidas a Pablo, se percibe la presencia de dirigentes sacerdotales de comunidades: diáconos, presbíteros y obispos. Con la asimilación al imperio romano en el siglo 4, pasaron a formar una nueva clase sacerdotal que se inspiró del Antiguo Testamento y de los cultos de la religión romana. Se rompía la tradición de Jesús contrario al ejercicio de un poder dominador, a la aceptación de privilegios personales, a la celebración de un culto centrado en su ‘sacrificio’ en la cruz y a la necesidad de intermediarios obligados para relacionarse con Dios…

B. LA CENTRALIDAD DEL REINO EXIGE UN NUEVO SACERDOCIO
                Para volver a la tradición de Jesús y de las primeras Comunidades cristianas, hay que retomar y profundizar las orientaciones del Concilio Vaticano 2º: lo absoluto del Reino, la primacía del sacerdocio colectivo de los bautizados, la construcción de la fraternidad, las Comunidades que se ofrecen como nuevo culto agradable a Dios.

1.       “Eres profeta, sacerdote y rey-pastor”
-          Al ser ungido como ‘profetas, sacerdotes y reyes pastores’ en el día de nuestro bautismo, se nos trazó el camino correcto.
·         Somos ‘profetas’ cuando proclamamos palabras de vida y de verdad que denuncian lo que destruye el Reino y anuncian todo lo que lo construye.
·         Somos ‘sacerdote’ cuando participamos de todas las ofrendas que hacen grupos y pueblos de su fraternidad alegre.
·         Somos ‘reyes-pastores’ cuando nos constituimos en asociaciones, comunidades y sociedades vivas, equitativas, participativas, creativas y solidarias de una humanidad reconciliada entre sí, con los demás, la naturaleza y Dios.
-          Podemos ser sacerdotes y sacerdotisas de nuestro pueblo sin más poder ni privilegio que los de cumplir con el mandato que nos da de encaminarlo en su tarea irrenunciable de construir y ofrecer el Reino.

2.       Todos somos sacerdotes como Jesús
-          Como Iglesia somos el ‘Cuerpo sacerdotal’ de Jesús.
-          Puede ser que unos y unas sean encargados de esta dimensión sacerdotal, pero no pueden ser detentores de poderes exclusivos ni de privilegios de clase ni ser intermediarios obligados para relacionarnos con Dios. Eso era la Antigua Alianza que terminó con Jesús.
-          Si las Comunidades nombran personas para ejercer un servicio sacerdotal, se encargarán de lo que nos dejaron las primeras comunidades al realizar la fracción del pan:
·         Anunciar que la muerte de Jesús fue su máxima solidaridad con el Reino comenzado a partir de los pobres.
·         Recordar la vida de Jesús como una ofrenda agradable a Dios, un acto sacerdotal único e irrepetible.
·         Continuar la obra del Reino como compromiso absoluto de los seguidores de Jesús.
·         Celebrar la resurrección de Jesús y la presencia del Padre en nuestros pequeños y grandes logros de nuestra existencia cotidiana.
·         Agradecer a Dios por habernos elegido para tal noble tarea…
-          Como en la oración eucarística de nuestros templos, todos varones y mujeres estamos llamados a
·         ‘Anunciar la muerte de Jesús’ en todas las muertes injustas de los que trabajan por un mundo de fraternidad, de justicia y de fe;
·         Proclamar la resurrección de Jesús tanto en las personas, los grupos y los pueblos que nacen a una vida nueva como en la naturaleza respetada, defendida y promovida como se lo merece;
·         Invocar al Espíritu para que siga animando desde dentro la entrega generosa de la vida hasta la muerte, el crecimiento en dignidad, valentía y alegría de los creadores de una nueva humanidad, o sea, el Reino que avanza hacia su plenitud.

CONCLUSIÓN
Ese es la clase de sacerdotes, de seguidores, de pueblo y de Humanidad que quiere Dios. Eso fue el ejemplo y el camino de Jesús: ser un Reino de fraternidad universal. Nos toca continuarlo individual y colectivamente… con la fuerza del Espíritu. Como Jesús somos sacerdotes de Dios y de nuestro Pueblo. Ese es el culto inaugurado con Jesús en la Nueva Alianza y ofrecido en la cruz. Somos los herederos dichosos de tal proyecto humano y divino a la vez. No se detendrá porque tiene la fuerza de Dios.